Santa Isabel de Portugal es una pintura datada aproximadamente en el año 1.635 d.C., perteneciente al arte barroco.
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| Santa Isabel de Portugal |
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| Santa Isabel de Portugal |
Fue pintada por el pintor español Francisco de Zurbarán.
Los investigadores piensan que la pintura pudo haber sido comprada en la ciudad de Sevilla (España) por el rey de España Carlos IV (también conocido como "el Cazador").
Lo primero que se conoce con seguridad es que la pintura pasó a formar parte de la colección real durante el reinado del rey de España Fernando VII (también conocido como "el Deseado" y "el rey Felón").
Entre los años 1.814 d.C. y 1.818 d.C. la pintura fue colocada en la Sala de la Chimenea en el trascuarto de la Reina, en el Palacio Real, localizado en la ciudad de Madrid (España).
En el año 1.854 d.C. la pintura Santa Isabel de Portugal pasó a formar parte de la colección de arte del Museo del Prado (también conocido como Museo Nacional del Prado), situado en la ciudad de Madrid (España).
Descripción
Tiene una altura de 184 cm y una anchura de 98 cm. Está pintado al óleo sobre lienzo.
Se trata de una pintura que representa a la reina consorte de Portugal Isabel de Portugal (también conocida como Isabel de Aragón y Sicilia), esposa del rey de Portugal y Algarve Dionisio I (también apodado "el Labrador").
Aparece representada en posición de pie, de perfil mirando hacia el lado izquierdo, con el rostro girado hacia el espectador y con sus manos sostiene su falda que está llena de flores en su regazo.
Se encuentra ataviada con un elegante vestido de tela gruesa y brillante que ha sido bordado con joyas. Lleva una basquiña de color castaño-violáceo sobre un zagalejo de color verde oscuro.
También se aprecia como por encima lleva un vestido de tafetán azul verdoso, con las mangas desde el hombro hasta el codo abullonadas y desde la altura del codo hasta las muñecas las mangas son de color bermellón.
En la espalda lleva una fastuosa prenda de color amarillo-dorado que le cuelga por la espalda hasta la altura del suelo.
Aparte se observa como los codos, hombros y la cintura están marcados mediante cadenas y adornos con gemas.
Alrededor del cuello lleva un collar de perlas y el cabello oscuro está recogido en un elaborado peinado sujeto con cintas de perlas y una tiara.
En el rostro destacan las cejas fijas, los ojos almendrados, la nariz recta, los labios carnosos, los pómulos rosados y el mentón redondeado.
Con respecto a la composición destacar que la mujer aparece representada sobre un fondo oscuro, en penumbra, que destaca su silueta.
De la vestimenta llama la atención el drapeado, ya que el artista ha usado el efecto de una tela muy plisada que refleja la luz.
Asimismo destacar el tratamiento de luz, puesto que toda la pintura se encuentra iluminada por una intensa luz que emerge del lado derecho destacando parte de su anatomía y la calidad de las telas con las que se ha confeccionado su vestimenta.
Como curiosidad enfatizar que las rosas que lleva la mujer en su regazo hacen referencia a la leyenda más importante de su vida.
La reina era muy caritativa y solía repartir limosnas a los pobres, a pesar de que la prohibición de su marido, ya que la reina entregaba a la caridad gran parte de sus propios caudales.
Un día de invierno cuando el rey la sorprendió y quiso hallar el dinero oculto entre sus ropas, el dinero que llevaba entre sus ropas se había convertido milagrosamente en rosas.
Para finalizar subrayar que tanto la composición como la postura de la mujer y el tema representado se asemejan a la pintura Santa Casilda conservada en el Museo Thyssen Bornemisza (España) y pintada por el mismo artista, el pintor español Francisco de Zurbarán.
Actualmente se encuentra en el Museo del Prado de Madrid, España.


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